Nacido en 1991, Guille siempre fue un niño tranquilo y observador, enamorado del deporte y de la buena comida desde bien pequeño. Hijo único, pero con una familia llena de tíos y primos, lo cual hacía que cada reunión familiar en casa conllevara mucho trabajo de “cocina y sala”. Sus dos abuelas dedicaron su vida a la familia, y supieron trasmitir muy bien su pasión por la cocina a las siguientes generaciones. Todas las grandes celebraciones giraban alrededor de una mesa muy cuidada y recetas de tradición muy bien hechas y presentadas. Guille tuvo la suerte de vivir desde la cocina todas esas preparaciones, todo el amor que ponía su abuela a estos eventos y la felicidad y buenos recuerdos que esto producía en toda la familia. Además Jorge, el padre de Guille, amaba la cocina y hacer feliz a la gente con ella, y supo trasmitir esto a su hijo.

Estudió en Mungia, en una pequeña escuela de no más de 60 alumnos, con tan solo 10 compañeros de aula. Al terminar bachillerato lo tenía claro, quería especializarse en hostelería, y llevar a otro nivel lo aprendido en su día a día familiar.

Su paso por la Escuela Superior de Hostelería de Bilbao fue genial, mucho mejor de lo que nunca había imaginado. Por ello, al terminar el Grado Superior en Hostelería decidió continuar con el Diploma de Dirección Hotelera, lo cual le sirvió para especializarse aún más en el sector. Al terminar, en la escuela le ofrecieron el curso de Especialista Sumiller a cambio de trabajar en el restaurante, lo cual aceptó sin pensarlo dos veces, posponiendo sus prácticas en dirección hotelera. Este curso le sirvió para acercarse al mundo del vino, un mundo lleno de nuevos retos que le apasionó desde el primer momento.

Siempre trabajó a la vez que estudiaba, y al terminar el Curso de Sumillería ya había ahorrado suficiente para poder irse a realizar sus prácticas de Dirección Hotelera en Iberostar a Mallorca. Allí estuvo en la oficina de operaciones junto al director de operaciones de Mallorca y Montenegro. Desde esta oficina gestionaban 15 hoteles, y pudo estar muy cerca de todos los procedimientos aprendiendo mucho en su día a día.

Al finalizar estas prácticas se lanzó al mercado laboral, y formo parte de diferentes establecimientos de la zona en puestos diferentes; sumillería, cortador de jamón, camarero, cocinero, …

Después de trabajar duro varios años, se dio cuenta de que era el momento de montar algo propio, y se asoció con uno de sus mejores amigos y ahora socio Cosme. Juntos llevan desde 2018 esforzándose para hacer feliz a la gente a través de su mimada carta de hamburguesas y su amplio repertorio de cervezas artesanas y vinos singulares.